The Ig® Nobel Prizes

Vamos a hablar de la cara divertida de la ciencia. Así como los Oscar tienen sus competidores en los Razzies, la ciencia también tiene sus antinobel: los Ig® Nobel Prizes. «Ig» viene irónicamente por Inmunoglobulina. Los premios comenzaron en 1991 y se celebran cada mes de Octubre. Este año se han repartido los siguientes premios según categoría:
Paz. Concedido a un grupo de científicos de la Universidad de Berna que han conseguido demostrar -con casos prácticos- que un golpe en la cabeza con una botella de cerveza vacía es más peligroso una llena.
Veterinaria. Catherine Doyuglas y Peter Rowlinson, de la Universidad de Newcastle (Reino Unido), han demostrado que un trato personalizado hacia las vacas puede resultar más rentable: aquéllas con nombre propio dieron una mayor cantidad de leche que las que recibieron un trato «impersonal».
Medicina. Donald L. Unger, de Thousand Oaks (Estados Unidos), por hacer crujir los nudillos de su mano izquierda durante 60 años y probar así probar así que ese acto cotidiano produce artritis.
Física. La profesora de la Universidad de Cincinnati Katherine K. Whitcome consiguió desvelar, mediante un análisis científico, el misterio de por qué las mujeres embarazas no pierden el equilibrio.
Economía. Este premio ha ido a parar a los directores, ejecutivos y auditores de cuentas de cuatro bancos islandeses, por demostrar «que los pequeños bancos pueden transformarse en bancos enormes y viceversa y demostrar que lo mismo se puede aplicar a una economía nacional entera», explican desde Improbable Research.
Matemáticas. Recae en el presidente del Banco de Reservas de Zimbabue, Gideon Gono, por emitir recibos desde los 0,01 dólares hasta los 100 billones de dólares, en referencia al desigual reparto de riqueza de su país.
Literatura. Otorgado a la Policía de Irlanda por haber puesto más de cincuenta multas al ‘recordman’ de las infracciones de tráfico en su país: un hombre que dio el nombre de Prawo Jazdy, palabras que en polaco significan «carné de conducir».
Biología. Fue a parar a Japón, donde científicos de la Universidad de Sagamihara demostraron que se puede reducir la masa de los residuos orgánicos generados por un hogar utilizando una bacteria extraída de las heces del oso panda gigante.

Todos y cada uno son trabajos de investigación con publicación y, en vez de ser simplemente algo jocoso, demuestra que la ciencia no tiene límites. Todo un ejemplo del sentido del humor científico.

Web de organizadores de The Ig® Nobel Prizes

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