Los virus de algas nos invaden
Investigadores norteamericanos, cuyo trabajo apareció el 27 de octubre en las Actas de la Academia Nacional de Ciencias (más conocido por todos como PNAS), han encontrado ADN que se asemeja al de un Chlorovirus de algas mientras se tomaban muestras mediante frotis faríngeos de humanos sanos durante un estudio sobre el funcionamiento cognitivo. Esto último es lo que me chocó: ¿virus de algas asociado a un estudio neurológico en humanos?. Tela marinera.
Para comenzar, lo que se han encontrado gracias al análisis metagenómico son secuencias homólogas a un tipo de virus específico llamado ATCV-1 (Acanthocystis Chlorella turfacea virus 1) típico de algas. El primer dato sorprendente es que no se había encontrado antes la presencia de este virus en humanos y, más aún, que estamos ante un caso de transferencia vírica entre reinos de la naturaleza. Y esto es rarísimo. Pero es que se han encontrado por casualidad. Este tipo de virus es enorme. Si lo comparamos con un virus humano como el de la gripe, estamos hablando que su material genético es 40 veces mayor. Dado que los análisis de las muestras los hicieron con unos filtros especiales que ayudan a discriminar en este tipo de estudios, probablemente estos virus se quedaran atrapados en esos filtros quedando casi desapercibidos.
Ahora bien, ¿y qué sucede con lo del estudio cognitivo?. Este tipo de virus está relacionado con alteraciones que inciden en un déficit en el procesamiento visual y la orientación espacial en los humanos invadidos por ese ADN. Y esto lo probaron en ratones obteniendo también resultados que demostraban una peor memoria de reconocimiento del terreno y de la atención durante sus paseos por laberintos. Este mismo estudio reveló que el ATCV-1 altera la expresión de genes en el hipocampo de roedores, un área del cerebro asociada con la memoria y la navegación espacial.
Según las declaraciones a los medios de comunicación realizadas por el investigador principal Robert Yolken, director del Laboratorio de Neurovirología Stanley en la Universidad Johns Hopkins, este es un ejemplo notable que demuestra que los microorganismos «inocuos» que llevamos pueden afectar el comportamiento y la cognición. También dijo textualmente que «muchas diferencias fisiológicas entre una persona A y otra persona B se codifican en el conjunto de genes de cada uno hereda de los padres, sin embargo, algunas de estas diferencias son promovidas por diversos microorganismos que albergamos y la forma en que interactúan con nuestros genes.»
Al tiempo que subraya la necesidad de estudiar más a fondo las correlaciones cognitivas de ATCV-1, James Van Etten, distinguido profesor de Fitopatología y co-director del Centro de Virología de Nebraska y que ayudó a descubrir su existencia en las algas verdes hace más de 30 años, también indicó que el equipo está muy interesado en la determinación de si el Chlorovirus puede replicarse en las células humanas y animales.
Aunque el estudio fue realizado en sólo 33 individuos, las tecnologías de análisis metagenómico ayudaron a vislumbrar todo lo que han recopilado en el paper. Y no seais malos y empecéis a bromear con la gente que come asiduamente algas. Que yo ya lo he hecho :P.
Referencias: Robert H. Yolken, Lorraine Jones-Brando, David D. Dunigan, Geetha Kannan, Faith Dickerson, Emily Severance, Sarven Sabunciyan, C. Conover Talbot, Jr., Emese Prandovszky, James R. Gurnon, Irina V. Agarkova, Flora Leister, Kristin L. Gressitt, Ou Chen, Bryan Deuber, Fangrui Ma, Mikhail V. Pletnikov, and James L. Van Etten
Chlorovirus ATCV-1 is part of the human oropharyngeal virome and is associated with changes in cognitive functions in humans and mice. PNAS 2014 : 1418895111v1-201418895.