No penséis mal. Que os veo venir. Lo de qué tiempos no es a que me pasara los días «colgado» de semejante hongo. Lo que pasa es que a lo largo de mi vida a estado presente. Desde que era canijo, los pitujos ya introdujeron esto en nuestras mentes. Después hubo el típico cachondeo en el instituto y para finalizar durante la carrera no hacíamos más que buscarlas en las clases de botánica. Y cuando no había clases, también.
Gracias a la web 356especies.com, me han vuelto a recordar esta «espirituosa» seta. Os dejo con lo que describieron de ella ayer mismo.
Amanita muscaria es el nombre de una seta venenosa conocida popularmente como matamoscas o falsa oronja. Crece en bosques de pino negro, hayas y abedules, en las laderas de los Alpes, los Pirineos, el Himalaya y otras cadenas montañosas. De color rojo intenso con puntos blancos, se ha convertido en la seta más popular por su constante aparición en la iconografía infantil de los cuentos de hadas y las historias mágicas sobre gnomos y duendes.
Este hongo es un potente alucinógeno, conocido desde hace varios milenios en todo el mundo y usado sobre todo en rituales religioso por los hindúes y los chamanes siberianos. Los vikingos también bebían un elixir confeccionado a partir de la seta para tener fuerzas en la batalla y no sentir dolor ni cansancio. El consumo de este hongo provoca una especie de borrachera eufórica con alucinaciones, frecuentemente macropsia (tendencia a ver los objetos más grandes de lo que son en realidad) o micropsia (el efecto contrario). Este hecho inspiró probablemente a Lewis Carroll las propiedades de encoger y agrandar los objetos que poseía el hongo del sueño que tomó Alicia en Alicia en el país de las maravillas.
Escuchando: El barullo de la Espixa de Ingenierías
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