Weijers aisló – en el embrión de Arabidopsis jóvenes – los genes que son activados por Menopteros, el llamado ‘Objetivo de Monopteros’ (TMO). Al hacer esto, él descubrió el gen TM07, con los códigos para una pequeña proteína que es transportada a la hipófisis futura. Esto muestra que la señal transmitida por las células circundantes para formar la hipófisis es una proteína. Anteriormente, su grupo de investigación ya había demostrado que la auxina hormona de la planta, que se convierte en el activador del Monopteros, también es transportada hacia esa futura hipófisis. Por lo tanto, al menos dos señales se envían a la célula cercana para definirla como la hipófisis.
«Los meristemos son la clave del crecimiento de las plantas», dice Weijers. «Comprender cómo funcionan es clave y con ello se abren posibilidades para la investigación sobre cómo hacer que las plantas crezcan mejor. ¿Cómo las células vegetales en el embrión saben lo que tienen que ser? Sabemos la respuesta: las células cercanas se lo dicen mediante el envío de un activador de genes. Ahora tenemos evidencia directa de la comunicación durante la embriogénesis, el proceso por el cual el embrión se forma después de la fecundación. Esta comunicación se asegura de que los meristemos se encuentran en los lugares adecuados, para permitir que las células madre formen raíces en estos lugares.
Como podéis ver el mundo vegetal entraña ciertos misterios interesantísimos. Por cierto, cliquead en la foto para agrandarla. Veréis que algunas de las células meristemáticas están en ciertos estadios de mitosis.
Fuente: Universidad de Wageningen
Personalmente pincho en la imagen y parece la rodada de un vehículo examinándolo los de CSI.
Genial leer cosas como esta, mi mente se expande, gracias por compartir estos conocimientos 😉