El eslabón perdido entre el mono y la comunicación humana

Esto está chupao
Una de las preguntas que recuerdo al estudiar aquella asignatura llamada Antropología era cuando los humanos comenzaron a utilizar el lenguaje para comunicarse. La Doctora Anna Roberts, de la universidad de Stirling (Reino Unido), ha identificado entre 20 y 30 gestos manuales utilizados por una comunidad de chimpancés salvajes que utilizan para comunicarse unos con otros en una serie de actividades que incluyen la lactancia, la alimentación, el sexo, la agresión y la defensa. Al menos un tercio de estos gestos son compartidos con los seres humanos y estas similitudes nos pueden ayudar a descubrir cómo evolucionó el lenguaje en los seres humanos.

Los chimpancés utilizan gestos con los brazos para hacer señas, para pedir que los demás pasen los alimentos y aplauden con sus manos para expresar emoción.
Este estudio demuestra lo cercanos que nos encontramos de los chimpancés en cuanto a la comunicación se refiere y, por lo tanto, el ancestro común entre ambas especies ya tenía estas capacidades comunicativas como bien dice la Dra. Roberts: «Los chimpancés utilizan estos gestos intencionadamente para provocar una respuesta en otros chimpancés y pueden ser el eslabón perdido entre el mono y la comunicación humana. Ahora sabemos que estos gestos ya debían haber estado en el repertorio de nuestro ancestro común y podrían haber sido el punto de partida para la evolución del lenguaje. Además, estos gestos manuales que desarrollan los chimpancés son controlados por las mismas estructuras cerebrales que se encargan del habla en el cerebro humano.»
comparativa de tamaño entre el cerebro de un ser humano y el de un chimpancéA lo largo de toda su investigación, la Dra. Roberts ha descubierto que no sólo son capaces de desarrollar estos gestos y comprenderlos sino que tienen la capacidad de conocer las intenciones de cierto individuo por cómo actúa. Como cuando nosotros decimos que somos capaces de leer la mente por cómo actúa una persona. Vamos, que ya existen «mentalistas» entre los chimpancés, lo que hace más fascinante todo el trabajo realizado en tierras inglesas.
Desde siempre a los biólogos nos ha fascinado esa distinción que existe entre los seres humanos y otras especies animales con respecto al lenguaje. Y esto no es sólo a nivel científico. Sólo hay que observar que la gran mayoría de las historias fantásticas y dibujos animados que se desarrollan para el entretenimiento de niños (y mayores…;D) se basan en dar un «toque humano» a animales. Nuestro lenguaje nos permite cooperar, aprender unos de otros y crear una sociedad cohesionada. Ninguna otra especie tiene un sistema tan complejo y flexible de comunicación, pero se sabe muy poco acerca de cómo llegamos a tener el lenguaje.
Para terminar la Dra. Roberts advierte que «si los chimpancés aprenden la estructura precisa de los gestos de los demás, esto significa que las habilidades cognitivas fundamentales necesarias para la evolución del lenguaje ya están presentes en nuestros parientes vivos más cercanos.»
Alucinante. ¿Recordáis aquel artículo en el que explicaba la sofisticación de la mente de los grandes simios? Pues ante estas evidencias, si las anteriores eran pocas, a ver quien es el ser inteligente que sigue separando la realidad de ficciones con donaciones de costillas y manos divinas. En fin.

Referencias: Universidad de Stirling

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De vuelta y potenciando la inteligencia

Después de un par de semanas de relax, vuelve el blog de laboratorio a estar operativo. Para comenzar a engrasar un poco las oxidadas teclas, os cito directamente un artículo que me ha llegado por correo sobre la interacción de ciertos microorganismos que pueden mejorar la inteligencia. Sin más preámbulos os dejo el artículo y el enlace de la fuente de dicha información. Cada día la naturaleza me deja más perplejo.
Mycobacterium vaccae
Un equipo de investigadores a cargo de la profesora Dorothy Matthews de The Sage Colleges de Troy, Nueva York, realizó un estudio donde pusieron en evidencia que los animales que estuvieron en contacto con la bacteria Mycobacterium vaccae demostraron una mejor capacidad para aprender nuevas tareas y niveles más altos de serotonina (compuesto químico cerebral asociado al estado de ánimo).
Según la investigadora, M. vaccae es una bacteria que vive en la tierra y es muy posible que las personas la ingieran o la respiren cuando conviven un tiempo en contacto con la naturaleza.
En investigaciones previas, se pudo demostrar que la bacteria en cuestión estimulaba en ratones el crecimiento de neuronas, lo que ocasiona una mejora en los niveles de serotonina y una reducción de la ansiedad. Se cree que la serotonina podría tener un papel en los procesos de aprendizaje.
Es por esa razón que los científicos decidieron realizar una investigación para ver si la bacteria Mycobacterium vaccae podría mejorar la inteligencia.
Mathews y su equipo realizaron una serie de ensayos con dos grupos de ratones, basándose en ésta hipótesis. Al primer grupo se le ofreció la M. vaccae viva, mientras que al segundo grupo se lo mantuvo aislado del patógeno. Luego se colocaron a los ratones en un laberinto y pudieron ver que los ratones del primer grupo (los alimentados con la bacteria viva) atravesaron el laberinto el doble más rápido y de manera más tranquila que los ratones del segundo grupo.
En un segundo ensayo con los mismos ratones, a los que se les había alimentado con la bacteria viva esta vez no se les ofreció, y se pudo ver que aunque los ratones corrieran más despacio que la primera vez, aún así pudieron superar a los ratones que estuvieron aislados del patógeno.
"Creemos que estos resultados son importantes porque sugieren una relación entre los microbios y la función cerebral", indicó la profesora Matthews. La experta manifestó que se podría decir que pasar tiempo en contacto con la naturaleza, donde se encuentra la M. vaccae sería positivo para los seres vivos.
La investigación fue presentada durante la conferencia anual de la Sociedad Estadounidense de Microbiología realizada en San Diego, California.

Fuente: Argos portal de veterinaria

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